miércoles, 13 de febrero de 2013

Revolution post

En orden cronológico y aportando un sugerente rosario de interpretaciones, va un recorrido por los solistas y las bandas que se atrevieron a dedicar unos versos a la hermana más hermosa.

Revolution (The Beatles, 1968)
Son buenos estos chicos de Liverpool. Prometen. Sin embargo esta no pareciera ser una de sus mejores canciones, sobre todo porque al calor de un año tan efervescente como 1968 la letra pareciera decir algo así como: “de acuerdo, hagamos la revolución, pero mejor vayamos despacio ¿si?, sin que se note tanto tampoco. Y quizás hasta a algunas cosas podamos mantenerlas como están”. O sea: que más que revolucionario, el tema suena medio reformista. Pero no podemos pedirle peras al olmo tampoco: más allá de la calidad incuestionable de sus canciones, los Beatles no dejaron de ser a la vez una de las bandas más comerciales en toda la historia del rock mundial.

Revolution (Nina Simone, 1969)
Talentosísima, apasionada como pocas y conocida también por su lucha en el Movimiento por los Derechos Civiles, Eunice Kathleen Waymon (tal fue su nombre real) grabó a lo largo de su carrera varias canciones de tinte político, como "To Be Young", y  "Mississippi Goddam" (en respuesta al asesinato de Medgar Evers y al ataque terrorista a la iglesia de BirminghamAlabama, en 1963, por parte de supremacistas blancos y que se saldó con la muerte de cuatro nenas negras). Este tema en particular no tuvo demasiado éxito, y en un punto tal vez sea cierto que le falte cierta “fuerza revolucionaria”, especialmente cuando intercala la línea “it’s gonna be all right”, tan habitual en el siempre hueco discurso publicitario.  

The Old Revolution (Leonard Cohen, 1969)
Como artista completo que es (cantante, pero también poeta y novelista, incluso se ganó en 2011 el Príncipe de Asturias a las Letras), Cohen despliega en este tema una letra desgarradora y melancólica, aparentemente referida a ciertos sueños revolucionarios que con el paso del tiempo fueron quedando en la nada mientras el narrador “encuentra su lugar en la cadena”. Qué podemos decir al respecto: ojalá nunca nos suceda.

Children of the Revolution (T Rex, 1972)
El tema fue lanzado como un single, pero jamás llegó a ningún álbum de esta banda que puede catalogarse como la primera agrupación “glam rock” de la historia. En cuanto a la canción que nos ocupa, la letra parece ser bastante críptica: por un lado le dice al oyente que podrá hacer un montón de cosas -como “gritar y gritar” o incluso “derribar un avión en el medio de la lluvia”- y sin embargo jamás podrá “engañar a los hijos de la revolución”. ¿Será así? También habla en un momento de cierto paseo en Rolls Royce, lo cual tal vez esté refiriéndose a la hipocresía que a veces impera en el mundillo de la música, cuando por ejemplo se cantan letras “comprometidas”, pero por otro lado el nivel de vida de los artistas que las crean no se condice para nada con su contenido.

Revolution (Bob Marley and The Wailers, 1974)
En el ’74 Marley pasó gran parte de su tiempo trabajando en "Natty Dread", un álbum que incluyó canciones como "Talkin’ Blues", "No Woman No Cry", "Lively Up Yourself" y también "Revolution", que a decir verdad no aporta nada demasiado sensacional, más que frases sueltas  como “se necesita una revolución para llegar a una solución” o “nunca deje que un político le conceda un favor”. Todo bien Bob, pero con eso no hacemos nada.

Revolution Rock (The Clash, 1979)
Una banda fuera de serie y un tema que, hamacándose con soltura entre el rock y el reggae, es capaz de hacer saltar del asiento a cualquiera con un poquito de sangre en las venas. Pero al mismo tiempo hay que reconocer que la letra se aleja ya de cualquier tinte político para cantarle, simplemente, a cierta presunta revolución rockera que nos hará mover los pies en un verdadero “estado de shock”. La canción –como es de público conocimiento- fue grabada en estos pagos por los Fabulosos Cadillacs, quienes la incluyeron en su tercer álbum, "El ritmo mundial", de 1988. 

Viva la revolution (The Adicts, 1981)
Siguiendo en la línea del punk rock británico, pasamos ahora a esta banda cuyo aspecto más revolucionario es –quizás- una trayectoria de 37 años a lo largo de la cual supieron mantener los mismos miembros y una filosofía bastante coherente. El tema del que hablamos pertenece a "Songs of Praise", el primer disco que ellos mismos financiaron, grabaron y mezclaron en apenas 24 horas. La canción, desde luego, suena poderosa, en especial cuando alienta a “levantar la voz”, “levantar la bandera” y “aplastar los símbolos que hemos tenido hasta ahora”.

Cerca de la Revolución (Charly García, 1985)
Se sabe que “Charly” grabó en 1985 su tercer álbum de estudio como solista, "Piano Bar", y ahí mismo, entre hitazos como “Demoliendo hoteles”, “Promesas sobre el bidet”, “Raros peinados nuevos” y “No se va a llamar mi amor” metió esta canción escrita en el momento preciso en el que los argentinos recuperábamos la democracia. El tema arranca con cierta angustia y desconfianza (“¿Por qué no puedo amarte?”, “¿Por qué eres tan distante?”), aunque en el estribillo se ocupa de anticipar una eventual reconciliación: “Pero si insisto, yo sé muy bien te conseguiré”.

Talking bout Revolution (Tracy Chapman, 1988)
El último y mi favorito en la lista: un tema cuya autora e intérprete es esta hermosa estadounidense que arrancó a garabatear sus primeras canciones con apenas ocho años y más tarde, mientras estudiaba música en la universidad, se dedicó a cantar en bares y hasta en la calle. “Talking bout Revolution” es el primer corte de su primer álbum, y habla de una revolución que por ahora “suena como un susurro”, aunque de todas formas te recomienda “correr, correr, correr, correr”… sin explicar demasiado hacia dónde.

Quedan muchas pero muchas más, como “Revolution is my name” (Pantera); “Industrial Revolution” (Inmortal Technique); “Revolution” (P.O.D.); “Revolution” (The Veronicas); “Sort of Revolution” (Fink), “Revolution” (John Butler Trio) y dos “The Revolution”: una por Attack Attack y la otra por The Foxes. Y eso por mencionar solo algunas.

*****

Me gusta la revolución, me gusta esa palabra. Me gusta que la piensen y que le escriban canciones, me ciega de amor cuando alguien es capaz de pararse enfrente de un micrófono y decir: “Joder, necesitamos un cambio social”. Lo que no quiero es que una palabra tan preciosa se banalice. Por ejemplo: que un jabón para la ropa termine siendo “revolucionario”.

Pónganle la voz entonces los que saben cómo hacerlo, métanle guitarras y un piano y baterías, compónganle himnos y suéñenla, todo junto si quieren, pero en el medio de la fiesta, mientras cantamos y bailamos, no nos olvidemos de que de una vez, más temprano que tarde, deberíamos ponernos de acuerdo y empezar a hacerla.